sábado, 12 de febrero de 2022

Camino a la transparencia: confesiones de un "ser escrito". Obras.





La transparencia comienza como un proceso interno. 
Es una navegación en esa burbuja habitada, que somos cada uno de nosotros.

En esa transparencia Dios, el Universo, lo Divino nos habla, navega, vuela, anda allí.
Los ángeles ingresan con nosotros,
nos comparten mensajes.
Se asoman, por instantes, los maestros, 
los propios demonios. 

En el proceso de transcribirse es aterrador verse por primera vez, 
por segunda y por tantas veces… 
Descubrirse en las más profundas oscuridades propias, es aterrador. 
Reconocer los miedos es doloroso. 
Observar la propia belleza puede costar. 

Nos reducimos a algunos pequeños, pero vibrantes rayos
que emiten y generan alegría.

Sí, la alegría es la verdadera luz,
y no la euforia.
El control no existe.

Al describir y escribirnos, 
somos seres vivientes que viven al límite de todo.
Estamos vivos, gracias a un infinito conjunto de milagros 
biológicos y no.

Hoy desperté con esos mensajes que nos llegan en sueños o despiertos: 
“Sigue ese camino de encontrar tu propia transparencia”. 
Para ello, es necesario dejar de mentirte,
debes estar preparada.

Habrá cosas que verás en ti que no te van a gustar, 
Somos infinitos.
Es ese camino, podrás sentir una ansiedad insoportable.
Que lo que escuches, la verdad,
te haga sentir agonía 

Te caerás al suelo y sabrás que quizás nadie te va a levantar.
Te revolcarás en tu propio dolor, si así lo decides.

El camino de la espiritualidad, en el proceso de escribirte,
puede ser engañoso:
no es encontrar un conjunto de instantes luminosos, 
es aprender a vivirlos a cada segundo, 
al igual que las oscuridades.

De lo contrario, todo lo que ocurrirá, siempre será tomentoso.
Una oración se puede convertir en una especie de droga alucinógena, 
para evadirte a ti mismo, 
para evitar el verdadero reencuentro 
con el llamado a la transparencia.

Levantarse herido de sí mismo es un acto valiente:
 “Eres perfecto tal y como eres”. Me dice mi pareja, towaté Ran.
Cuesta decírselo a uno mismo, nos consideramos a veces una m¥@≤.


No siempre encontraremos el mensaje que sea apropiado,
y nos veremos muchas veces disfrazando nuestro propio dolor.

Al desnudarnos, al escribirnos, 
iremos hacia el reconocimiento de la transparencia, 
no como parte de nosotros.
sino como nosotros.
 


“¡Escucha los mensajes naturales de Dios, 
del universo, de lo divino, como lo llames!, 
¡confía en él!, ¡confía en el proceso!”. 
Depende cada uno. 
(Gracias "GOD" y maestros de mil formas).

¿Y por qué escribo todo esto?
Porque en el proceso de escribir desde el alma,
viene siendo mi búsqueda, nuestro camino inconsciente 
y ahora un poco más consciente.

La búsqueda de una Bios Escritora (Katty: Shatná)
en cada libro que hemos escrito:

“Tejiendo sueños, atrapando peces: Hilando historias y conocimientos sobre el medio ambiente de la pesca en áreas de la Cuenca Amazónica”. En: Biblioteca virtual del Banco de la República. 

“El navegante y la pescadora. Viajes, imágenes y sueños transcritos a través de una pluma”. En Amazon, versión digital y en papel. 

“En ciclos”. En Amazon, versión digital y en papel.

“Escrito a cuatro manos: El encuentro de las letras de un pescador y una pescadora de saberes en el río Magdalena, Colombia”. En Amazon, versión digital y en papel.

“Álvaro Lemmon. El arte de ser humor. Retrato del camino de transformación de un artista”.
En Librería Nacional, Librería El Hombre de la Mancha y Librería La Era Azul. 

En Amazon en versión digital y en papel.


Escribirse es revelarse, ser uno mismo, en el camino de la transparencia.



 

lunes, 7 de febrero de 2022

El arte de ser humor y la belleza del alma. BIOS ESCRITORES EU.


 

La belleza de un alma,

Va más allá de las apariencias.

Todas las almas son bellas, sin excepción.

Están impregnadas e inspiradas del espíritu,

de ese amor profundo que habita en ellas.

 

La expresión de una sonrisa,

no está limitada a un conjunto de labios y de dientes:

es y hace parte de la conjunción de esa divinidad

y la humanidad que habita en todos los seres.

 

Gracias a ese conjunto de células

que se orquestan en cada ser para cantar,

para reír.

 

Ese es el verdadero arte de ser humor.

martes, 21 de diciembre de 2021

De los primeros trazos sonrientes en la arcilla, al libro digital. La diversidad musical y humorística: “Álvaro Lemmon. El arte de ser humor. Retrato del camino de transformación de un artista”

 




Se estremecieron, eran los primeros trazos que hombres y mujeres habitantes en las cavernas entregarían a través de sus dedos. Fueron signos grabados en la roca dura o la fina arcilla. Gestos de alegría, relatos de aventuras, tragedias que intentarían quedar grabadas en los primeros sustratos. Momentos cotidianos que revelarían sus experiencias, según quienes los interpretarían siglos después. 


Cada papiro posterior intentaría detener la tinta de ese diamante que contiene la historia de la humanidad.

“El sutra del diamante”: publicado el 11 de mayo del año 868 es el libro impreso más antiguo, del que se tiene conocimiento, 600 años antes que la Biblia de Gutenberg. Este permaneció durante siglos oculto en una de las cuevas de Mogao, en China, hasta que lo descubrió el arqueólogo Aurel Stein. 



¿Cuántas risas quedaron grabadas en aquellos papiros, lágrimas, suspiros, gemidos, dolores? 
Solo quien los escribió y lo reveló lo sabe.


Fue aquel «Diamante Cortador de Sabiduría Trascendental» el que iría abriendo la ruta de las imprentas y la comunicación escrita al mundo. El conocimiento pasó de ser una comunicación oral, una entrega de alegría verbal y de diversas emociones y sentimientos, a una tradición que comenzó a volcarse en signos y letras, en medio de hojas y cortezas ancestrales. Adquirió el aroma de cada mano, de los orígenes diversos de los espíritus de sus procedencias. 

Los libros impresos sobreviven, atraviesan siglos 
y llegan a cada cual, 
hacen cosquillas, desatan emociones o no, 
según quien opta por adquirirlos.

El milagro de editar, imprimir y distribuir un libro, lo sigue siendo. Llegar a ver un libro impreso, en medio de las peores crisis o las mejores oportunidades, según se vea, es un proceso, un parto editorial que rasga por fuera y por dentro. Es un salto al vacío. Lleva a quien lo escribe, lo diseña, diagrama y edita, a entregar a su recién nacido a un mundo que sueña con llegar a los ojos de alguien. Revelar, a cada cual, su particular contenido.

De las máquinas de escribir, musicales danzantes, a las teclas de los ordenadores o computadores, se daría ese salto a la era digital. Un vertiginoso avance que no daría espera. Los mercados se abrirían al mundo, en una idea global de un alcance inesperado, tan cercano y tan distante, como la velocidad de la línea de internet con la cual se contase y con el espíritu abierto a ello. 





Como editorial independiente, hemos vivido aquellos momentos en medio de las imprentas de una litografía tradicional. Hemos entregado nuestro primogénito a la Biblioteca Nacional, hemos navegado con él en aguas del río Magdalena y en el océano Atlántico. ¡Respira, canta y ríe!, en más de un centenar de casas colombianas, en hogares que con entusiasmo lo han adquirido. 

¡Te espera! Se resguarda y anida en librerías en Colombia como El Hombre de la Mancha, La Era Azul y, ahora, en la Librería Nacional (leyenda viva creada en el año de 1941).

¡Ahora hemos dado el salto al vacío!, entramos al mundo de Amazon, al vertiginoso movimiento que nos permite desplazarnos con solo dar un click a todas partes del mundo.




"El arte de ser humor" es una travesía interior inspirada en la vida y obra del humorista y músico colombiano Álvaro Lemmon Ballestas. Son pinceladas del retrato del camino de transformación de un artista.

Sumérgete en esta ruta anfibia de sus raíces familiares, musicales y humorísticas; navega en sus experiencias y en la experiencia de narrarlo. Cada letra surge de una profunda apnea en el arte de ser, en el mar personal, universal e interior que todos somos. Te invitamos a metamorfosearte con nosotros junto con "el hombre caimán" quien, durante décadas, ha hecho del humor un estilo de vida, a través de una ruta solidaria y espiritual. Ingresa con nosotros en este río de letras.

¡Advertencia! Te arriesgas a entrar en ti e, inevitablemente, esbozar una sonrisa.



Seguimos navegando.

 ¡FELIZ NAVIDAD PARA TODOS!

BIOS ESCRITORES EU.

LA ALEGRÍA DE VIVIR.




sábado, 27 de noviembre de 2021

En libertad


Decidió parar.
Detuvo sus pasos un instante,
se reunió con el fuego del avance de sus pies.
Los enlazó con el agua de una agujeta blanca 
en un acuerdo tácito e irrepetible.

Abrió sus oídos y le murmuró “God”: 

“Sí, todo llegará en la medida que aprendas a soltarte, a ser tú, sin más.”

Fue entonces cuando se desataron sus alas enmudecidas,
recobró la voz,
se elevó y abrió su alma
en absoluta libertad.


 

martes, 13 de julio de 2021

Soltar

 


Soltar,

aceptar que somos perfectos tal y como somos.

Confiar,

creer que siempre será más fácil y armonioso, 

si confiamos en verdad en Dios, en el universo.

martes, 22 de junio de 2021

En las nubes

 


Se miró a si mismo
en ese intervalo
entre la paciente espera,
en medio de la niebla.
Se respiró,
palpó su espíritu,
erigió su alma,
caminó sin suelo.
Se atravesó
con la sabiduría
al filo de la certeza
que dan los siglos.
Levitó en los rascacielos
que revelaron su voz,
la verdadera.

viernes, 11 de junio de 2021

Siempre, viva

 


Tomó aire. Respiró profundo a más de 3 metros y 45 centímetros bajo tierra. Se sorprendió al ver que no veía y lo percibía todo sin necesidad de tener ojos, ni piel, ni esos cabellos largos que ahora eran diminutos cilios. Era una especie de organismo filamentoso que reptaba por los poros del suelo. 

Se acercó a las raíces de un árbol. Sentía como el agua la llevaba hacía allí e hizo, milagrosamente, simbiosis con los hongos. Nunca se había sentido parte de algo. Ahora no era necesario poseer un largo currículo, ni cartas de recomendación para ser aceptada y recibida en una verdadera entidad viva. Casi olvidó que alguna vez había sido humana: ahora era aún más feliz. 

Miles de veces había caminado sobre el suelo y nunca había notado toda la vida que este contenía, y que un día volvería a él.  Había participado alguna vez en una carrera de 100 metros, en sus tiempos de atleta; pero, ahora, Melinda era conducida por la raíz de un árbol. Ella observaba su ascenso por los vasos conductores. Esta vez no percibía la presión de ganar, ni el tráfico en las calles, ni las bocinas de los carros ensordecedores que la abrumaban cuando se dirigía a su trabajo. 

El ascenso lento era un placer, una paz indescifrable. No había con quien competir. Sus títulos de la universidad ahora serían parte del compost y, la medalla de aquella carrera, metal fundido de nuevo con la tierra.

Ella solía usar unos astronómicos tacos que la hacían sentirse más esbelta que las demás. En ese momento, era un conjunto de células verdes que ascendían por los vasos de una planta. Melinda Casas había quedado en el olvido o en algunos recuerdos de familiares y amigos. Sin embargo, ella ascendía a través de tronco rumbo a un aparente final: la copa del árbol. A su paso por las ramas, se sintió parte de ellas; recordó cuando era niña y abría los brazos dando giros en medio de un bosque. Sonreía y caía libre, contemplaba en el cielo las copas agitándose y dando vueltas como ella. 

Un día al amanecer se hizo hoja en una común unión con el momento. Se celebró. Los rayos del sol la hicieron aún más verde y bebió del rocío a través de toda su superficie. Sintió los frutos próximos del árbol caer. Era un privilegio estar en esa copa. Danzó con las otras hojas, vibró con ellas en una especie de ceremonia. Momentos de gloria que a diario ocurren en los bosques, pero que casi ningún humano es capaz de verlo.

Percibió como poco a poco se iba secando y el sonido que emitía al roce el viento; iba cambiando el color de su limbo. Se acercaba el momento de caer de nuevo. Se desprendió. No sentía nostalgia, ni agonía, ninguna emoción humana la agobiaba. Descubrió que llegar a la cúspide era el preámbulo de nuevos cambios, que podrían llevar segundos, minutos, horas o años. 

Durante la noche, a la velocidad que le marcaban las corrientes del viento, fue cayendo: volvió a la hojarasca. La lluvia torrencial la mojó por entero. Sintió cientos, miles de patas que la pisaban y se fue adhiriendo a las uñas de algunos escarabajos. Las hormigas arrieras la tomaron entre sus patas y la deshicieron, se llevaron sus pedazos al hormiguero.

Se convirtió en una estructura habitada por cientos y miles de seres de antenas: era de nuevo parte de una comunidad. Sus hermanas eran de ocelos grandes, más fue ingerida, en parte, por un oso hormiguero. Este la extrajo con su lengua, la engulló y la llevó por el bosque ya en su estómago. Ella sintió el calor uterino de la hembra gestante que la había devorado. Al poco tiempo, llegó al intestino y cayó en forma de heces: volvía de nuevo a la tierra.

Era curioso, se sentía aún en la copa del árbol, en la raíz, en la hojarasca, en el hormiguero y ahora en las heces. Fue dándose cuenta de todos los lugares en los cuales había y seguían habitando sus moléculas. 

Los escarabajos estercoleros aparecieron. Hicieron de ella una bola hasta enterrarla de nuevo. Volvía a ser humus, reconocía el movimiento continuo. Este era mucho más dinámico que el que había vivido en las avenidas o en las estaciones del metro. Cuan poco como humana en realidad se había reconocido. Jamás pensó ser enterrada innumerables veces. Creyó que todo finalizaría en ese ataúd que indicaba el fin de sus recorridos por la tierra.

Ingenuamente, Melinda se lo había creído. Aquellos logros y metas que alguna vez había concebido fueron una ilusión. La vida real es otra. Estaba de paso en esta forma humana ¿Y si no hubiese esperado a abrir los ojos, luego de muerta? Sin embargo, sabía que todo había ocurrido de forma perfecta. Se dejó llevar... Infinitas veces ascendería de nuevo: llegaría a la verdadera meta, esa que no es premiada casi nunca por los humanos, la transcendencia.